Fueron unos días de intenso frio, durante el primer día no dejó de nevar en ningún momento, lo que para alguien como yo que vive en un sitio donde nieve una vez cada 20 años, fue alucinante.
El primer día contratamos un monitor, un chico jovencito, que se pensaba que éramos superhabilidosas, y casi sin enseñarnos nada nos subió directamente a un remonte. Y yo que soy pelin torpe me di el primer tortazo al bajarme del telesilla.
Después horror, aunque era una pista verde, la primera pendiente era superpronunciada, o al menos a mí me lo parecía. Parecía imposible salir de allí, y después de unas cuantas caídas, el monitor optó por bajarnos haciendo un trenecito. El día siguiente ya sin monitor, fue mucho mejor, nos subíamos en la alfombra y después nos dejábamos caer por una pendiente suavecita, practicando la cuña y ya sin caerme.